12 sept 2023

La privacidad en medio de lo público

Carta-espejo

 


Si tuviera que decirme algo a mí mismo

Sería enamorate, entregate a ese abismo

Aprendé a sentirlo, soñarlo, a no hacerte daño

A perseguir esos sueños que tenés hace años

A rendirte ante lo incontrolable

No seas el objeto inamovible, sé la fuerza imparable

Dejá ir aquello a lo que te aferrás temblando

Y sí te hace llorar de alegría, seguido amando

Está bien amar lo que hacés en soledad

Si elegís o no compartirlo, en eso está la felicidad.

Abrite, hablalo, en tus juegos de silencios y miradas

Vibrando en otra frecuencia, dejá las canciones cantadas (!)

En un instante habrán cesado el juicio

A nadie le importa, no lo vuelvas un suplicio

Cada uno está en la suya, siempre habrá quien te quiera

Soltá, que el rencor y la venganza te causan ceguera

Saná cada herida con las manos, sanando a otro

Y déjalo contento a tu novio que está re potro

Nadie debería juzgar, ni vos mismo, tu promiscuidad

Si a tu compañero le cabe la onda, abrasen la oscuridad

Vivan lo eterno, lo mundano y lo fugaz

Lo que sume, no lo restes, si multiplica, dale más

Ya numerales, elevalo a la potencia

Que entre dos aleteos está el vivir, no es ciencia

Sé brillante, como el cielo y la luna llena, roja de celo

Y sí la vida te da limones, limonada no, hacé lemonchelo.