Carta-espejo
Si
tuviera que decirme algo a mí mismo
Sería
enamorate, entregate a ese abismo
Aprendé
a sentirlo, soñarlo, a no hacerte daño
A
perseguir esos sueños que tenés hace años
A
rendirte ante lo incontrolable
No
seas el objeto inamovible, sé la fuerza imparable
Dejá
ir aquello a lo que te aferrás temblando
Y
sí te hace llorar de alegría, seguido amando
Está
bien amar lo que hacés en soledad
Si
elegís o no compartirlo, en eso está la felicidad.
Abrite,
hablalo, en tus juegos de silencios y miradas
Vibrando
en otra frecuencia, dejá las canciones cantadas (!)
En
un instante habrán cesado el juicio
A
nadie le importa, no lo vuelvas un suplicio
Cada
uno está en la suya, siempre habrá quien te quiera
Soltá,
que el rencor y la venganza te causan ceguera
Saná
cada herida con las manos, sanando a otro
Y
déjalo contento a tu novio que está re potro
Nadie
debería juzgar, ni vos mismo, tu promiscuidad
Si
a tu compañero le cabe la onda, abrasen la oscuridad
Vivan
lo eterno, lo mundano y lo fugaz
Lo
que sume, no lo restes, si multiplica, dale más
Ya
numerales, elevalo a la potencia
Que
entre dos aleteos está el vivir, no es ciencia
Sé
brillante, como el cielo y la luna llena, roja de celo
Y
sí la vida te da limones, limonada no, hacé lemonchelo.