1 dic 2013

NAVIDADES CON LOS EXPLORADORES DEL TIEMPO - DIA 1

¡Hoy es el primer día del especial navideño "Navidades con Los Exploradores del Tiempo"! 

Diciembre por fin ha llegado y a partir de hoy hasta que lleguen las navidades, todos los días te sorprenderemos con veinticinco regalos solo como Los Exploradores del Tiempo sabrían hacer, ¡¿y qué mejor regalo que material de lectura, siendo esta tan importante para nuestras vidas?! ¡Habrá cuentos inéditos, nuevas páginas, nuevos capítulos, imágenes promociones, y muchas sorpresas más!

Hoy, el primer obsequio de las navidades es...¡un nuevo capítulo de "La Máquina M - La Metrópolis" y una página estreno de "El Artefacto Foráneo"! ¡Dirígete a los siguientes enlaces para leer tus regalos y mira los nuevos diseños de las páginas oficiales de nuestros proyectos con motivo de las navidades!

1° DE DICIEMBRE:
EL ARTEFACTO FORÁNEO: PÁGINA 54
LA MÁQUINA M - "LA METRÓPOLIS" - CAPÍTULO 4: CARAS


CARAS

Paso a paso me estoy volviendo loca, 1-2-3-4-5-6—“Cambio”

Luma le pasó su gastada herramienta para quemar y el Recolector golpeó su palma con otra. Ella lo pulsó para encenderlo y tomó otro tornillo de metal de la fila, quemando las pequeñas protuberancias e imperfecciones de su superficie para que encajara perfectamente en cualquier agujero industrial que estuviera destinado a llenar. De cualquier manera, ella lo puso de nuevo en la fila. Nadie los estaba controlando. Ella agarró otro tornillo. “Debería grabarle mis iniciales, pero llevaría más de dos segundos”. Ella lo puso de nuevo en la fila. Dos segundos para quemarlo, treinta quemaduras por herramienta, seis segundos de descanso, un Recolector a cada minuto, las matemáticas no cuadran, ¿entendió eso? ¡Ja, ja, ja!

La mujer frente a ella dejo caer un tornillo y maldijo en voz baja, intentando agarrarlo violentamente mientras la fila lo alejaba lejos. Luma la miró; tenía un brillo de sudor en el labio superior. Ella estaba recogiendo los tornillos cuando ya estaban más allá de su zona de referencia. Había una profunda arruga entre sus cejas. “Trate de entenderlo, señora. No van a estar más cerca de esa manera. Recoja dos la próxima vez. Sólo queme los buenos por un segundo y medio. Descanse cuatro segundos en lugar de seis. Ponga su mano mala para la nueva herramienta para que cuando se cambie de manos la correcta este en posición. ¿Puede entenderlo? ¿Siente el ritmo?” Tal vez debería enseñarle la canción. Loca volviendo estoy me paso a paso, 6-5-4-3-2-1--

“Cambio.” Nueva herramienta. Treinta nuevos tornillos, nueva herramienta. Treinta y siete herramientas más, y luego un descanso. Cinco minutos de oscuridad forzosa, totalmente negra. Ellos detuvieron la fila durante los descansos, pero no las otras máquinas, y no había un camino claro hacia la puerta. ¡Corran libres, esclavos valientes! Luego tropiecen y mueran.

Antes, había sido ella misma. Hablaba con la gente, los hacía sonreír, se pasaba los descansos contando historias en la oscuridad. “¿Hey chicos, recuerdan la Vieja Ciudad? Apuesto a que nunca pensaron que la iban a extrañar, hyuk hyuk”. Traté de hacer que se aferraran a la esperanza de escapar. Pero habían dejado de escuchar y me dolió, me dolió. Se dieron por vencidos. Ahora, ella solo se sentaba en la oscuridad. Ella escuchó el zumbido, y se dejó llevar poco...a poco...a la locura.
Ella no estaba segura de cuándo comenzó a soñar. “No estoy soñando, estoy espiando... con mis ojos. Mi ojo interior. Soy una espía del pasado, viendo el futuro. Tengo receptores de video implantados en los dientes”. Cuando ella estuvo en silencio, la visión llegó como una llave. Primero el Rey, y luego la...Máquina. Los dos juntos eran lo mismo, ambos eran la Máquina, estaban enfermos, estaban muriendo, pero eran todo y eran eternos. Se rieron y rieron y rieron, y la ciudad se desmoronó en una nube de negra ceniza. “Esta telenovela telepática es realmente fantástica, y me encantaría que hubiese más de un episodio”. En el sueño, el Rey hablaba con ella. ¿Crees que puedas hacerlo? ¿Puedes hacer que eso suceda? Eres patética, Luma, no podrías guiarlos a ningún lado. “¡¿Hacer que suceda QUÉ, abominación calva, guiar a QUIÉN?!” Entonces una luz blanca se precipitó en su cabeza y ella supo con certeza que todo lo que tenía que hacer era -- ¿qué?

Un minuto para que volvieran las luces. Cuatro segundos para acostumbrar la vista, luego filas, luego tornillos, tornillos, tornillos, tornillos.
Luma miró a la ciudad desmoronarse. Se detuvo en la mirada burlona del Rey. Ella se esforzó más duro, miro más profundo, y luego ella estaba dentro de la Máquina.
30 segundos.

La luz blanca explotó, pero no se precipitaba en su cabeza, estallaba desde ella. ¿Crees que puedes hacerlo, Luma? Ellos no van a escucharte. Ellos lo harán, ellos lo harán si yo -- ¿Cómo puedo ayudarles? Yo estoy adentro ahora, ¿qué tengo que --
Las luces estaban a punto de volver. Luma pensó en la mujer frente a ella. ¿Vas a ayudarme, lenta? Hay una gran posibilidad. Tengo que -- 6-5-4-3-2-1 --

“Cambio.” Las luces volvieron. Luma se levantó y giró a su izquierda, cruzando dos pasos a la silla de al lado. "Cambia de lugar conmigo", dijo. "Ahora." El muchacho era delgado y larguirucho, quizá de quince. Él hizo el movimiento por reflejo, demasiado asustado para hablar. El miró hacia atrás mientras se sentaba, y abrió la boca, pero los tornillos comenzaron a fluir y se apresuró para seguir el ritmo. Luma contuvo el aliento y se inclinó sobre la fila, arrebatándole la herramienta para quemar de la mano del trabajador frente a ella.
El trabajador -- otra mujer, más bien joven, tal vez la edad de Luma – sacudió la cabeza y se quedó boquiabierta. Sus manos se agitaron, sus ojos se abrieron grandes y entro en pánico. "¿Qué? -- Yo -- No puedo --"

"Detente", dijo Luma, fijando su mirada. "Escúchame. Detente. Mira, no hay nadie allí. Hemos hecho millones de éstos, y para nada, nadie los está utilizando. Es sólo trabajo, ya detente". Ella levantó las manos, con las palmas hacia delante en señal de rendición, manteniendo los ojos de la mujer con los suyos. Los pernos se deslizaron a raíz de ello, sin ser tocados, imperfectos. Lenta e increíblemente, la mujer imitó el gesto de Luma. Su boca vaciló y una risita sorprendida escapó de ella. Luma le sonrió y ella devolvió la sonrisa, con las manos temblando en el aire. Ellas compartieron risas juntas, burbujeantes y desafiantes, y luego la fila se detuvo de forma brusca y estremecedora.
Se oyó un rechinido. Agujeros como bocas se abrieron en el cielo raso, y pequeñas cajas negras bajaron solas sobre postes telescópicos. Una detrás de cada trabajador, con un único, pequeño y hermético parpadeo amarillo. Luma entrecerró sus ojos. ¿Eran cámaras?

La mujer en frente de Luna giró para mirar a la caja detrás de ella, y la fila de tornillos comenzó a moverse en el exacto momento en el que una serpenteante lengua de electricidad se disparó de la caja y presionó a la mujer en el hombro con un golpe. Ella gritó empujada hacia delante por el impacto. Ella robó una herramienta para grabar en frente suyo y comenzó a tomar tornillos febrilmente, gimiendo de dolor. “¡Estoy trabajando, ESTOY TRABAJANDO!” gritó. Su brazo era una masa de carne arruinada. La boca de Luma trabajó silenciosa. Ella oyó pánico más adelante en la línea, una silla chirreando, y de repente, en la esquina opuesta, se escuchó otro golpe y un cuerpo chocando contra el piso. “¡GRABEN!”. La mujer frente a ella chilló: “¡Haz que se detenga!”. Luma recogió su herramienta y la pulsó para encenderla, con el miedo cantando estridentemente en sus oídos.

Siete tornillos y luego otro golpe, dos golpes más, y ahora los Recolectores corrían detrás de sus pasos pero estaban asustados también. Las herramientas eran soltadas, un golpe y un Recolector caía y otro se apuraba para recoger su carga ahora tirada.
“Es completamente aleatorio”, Luma pensó aturdida. “No hay patrón alguno, no tiene sentido”. Su respiración se redujo a vacías bocanadas y sus manos temblaban. Ella grabó.
Golpe.

Cuarenta y nueve herramientas, la gente lloraba y había cuerpos desparramados por el suelo. Luma grabó. “Ya va a ser tiempo de que la fila pare-- ¿se detendrá? ¿Qué sucedería si no se detiene?”. Sus manos se movieron, y sus ojos se enceguecieron con lágrimas. “Yo no quería esto, no fue mi intención, lo siento, por favor deténganse”—6-5-4-3-2--

Golpe. Era el chico con el cuál cambió de silla. Ella vio el rayo golpearlo detrás, en su nuca, atravesarla y salir por el otro lado. Él se cayó al suelo. La luz blanca se precipitó en el interior de Luma y desapareció todo sonido. Ella supo todo. Ella pudo ver todo. Y las luces se fueron.

LUMA BRILLÓ.

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¡FELICES 'NAVIDADES CON LOS EXPLORADORES DEL TIEMPO'!

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