12 dic 2015

#EspecialNavideño2015 - DÍA 12


Hemos arribado a las 100 entradas del blog. Nos tomó unos largos cinco años, en los cuales este portal fue evolucionando, mutando según los proyectos en los que nos fuimos centrando temporada a temporada. Hoy en día vemos un hermoso futuro -a construir- en nuestras manos, y el hecho de que estemos haciendo por segunda vez este especial navideño es parte de esa visión que tenemos para el porvenir del portal, de la saga, y de nuestro trabajo 'literario'. No ha sido fácil atravezar por todos los contratiempos por los que hemos tenido que pasar, y aún hoy la situación no es la ideal ni una en la que nos podamos desenvolver con los mejores resultados posibles; pero seguimos en pie. Seguimos publicando, seguimos escribiendo, y seguimos trabajando para hacer de este portal uno que pueda acompañar el contenido que compartimos lo más entretenido, funcional, y estéticamente placentero que nos sea posible. Esperamos poder continuar muchos años más, y publicar cientos de nuevas entradas en los tiempos venideros. Gracias por haber leído, por leer si estás ahí, y por darnos la fe de que nos vas a continuar leyendo...

---

Los regalos del día de hoy son la fotografía anterior y el siguiente relato.

---

DÍA 12

La conferencia

El profesor me invitó a un sinnúmero de eventos en muchas partes del mundo. Yo asistí por el cariño que le tengo y por lo respetable de su figura y posición, pero sus fieles espectadores también se han percatado de cómo sus discursos cada vez carecían de más sentido. En una conferencia que dio en México hace dos años, escuché al profesor decir la siguiente sartenada de incoherencias que me veo en la obligación de transcribir:

“El universo en sí se puede dividir en dos grupos. Éstos dos son obvia y completamente diferentes y opuestos, pero básicamente representan lo mismo. No, no son el bien y el mal. La línea divisoria que separa esas dos realidades se está volviendo más efímera de lo que uno desea, y pronto serán lo mismo.
No, los dos bandos son aquello que nosotros mismos consideramos bien o mal. Lo que nos gusta y lo que no. Lo que nos atrae y lo que no. Todo aquello a lo que accedemos y a lo que dejamos pasar. Las oportunidades tomadas y todo aquello para lo que ya es tarde.
Todo actualmente tiene un lado que nosotros decidimos si está "bien" o es "mal". Ese "está" significa que el momento en el que fue considerado para un bando o para el otro es el actual, ya que pudo haber pertenecido o quizá pertenecerá al otro bando. ¿Qué quiere decir eso? Que el paso del tiempo causa estragos en absolutamente todo, ya sea una ínfima parte de algo mayor o una entidad completa. Todo sufre el pasar de los años. El futuro, entonces, no es más que una versión diferente del presente, tal como lo es el presente con respecto al pasado. Y viviendo en el universo que nos rodea, nuestra opinión sobre lo que nos gusta y no nos gusta es susceptible al cambio también.
La gran variedad de "cosas" que habitan en el universo, hacen posible la gran variedad de opiniones que existen, o en otras palabras, el individualismo. Ya que somos seres infinitos -por la cantidad numérica, no por nuestra duración en el tiempo, afortunadamente- podría establecerse que existe una infinita cantidad de opiniones, una infinita variedad en la discriminación entre las dos partes que compiten en las dicotomías mencionadas. Hoy en día, lo que a uno le parece "bien", a la otra le puede parecer "mal"; mientras que al otro le parece "más o menos", a la otra "bien pero no tan bien" y al otro finalmente que "no está tan mal".
Por lo tanto, esto significa que lo que uno considera una utopía, puede ser considerado por otra persona como una distopía, y así sucesivamente. Cada segundo que marcan las manecillas trae al futuro un paso, por más pequeño que sea, más cerca nuestro. Y hay una gran expectativa por lo que sucederá en ese tiempo a venir, quizá no en un segundo, si no en una década, o dos; o un siglo, ¿por qué no? Todo es posible. En fin, muchos usan un maravilloso proceso que tiene influencias en los deseos, en las ilusiones, en las necesidades, o quizá también en lo que no deseamos, ni necesitamos, ni tenemos ilusiones de. Esta herramienta es la Imaginación.
Ella permite trasladarnos a un mundo completamente diferente, o no tanto, pero que tiene algo que el mundo en el que actualmente se habita no se tiene. En éste caso, la imaginación nos permite alucinar -y por qué no alunizar también- en qué y cómo nos traerá el futuro las cosas, o como las modificará con su poder, al que nadie puede resistir.
Es por ello que la visión que tiene uno del mundo puede ser diferente a la de otro. El mundo cambia, querámoslo o no. La definición de distopía dice: "lo contrario a una sociedad ideal, un mundo apocalíptico". Un buen cuento distópico es "El Peatón", de Ray Bradbury, y nos narra el peor futuro en el que se puede vivir, según su servidor. Los que no lo han leído -o no le han prestado atención, cabe destacar también esa oportunidad, ya sabrán aquellas personas a lo que me refiero...- pensarán: ¿el infierno? ¿Un mundo sin agua y muchas guerras? ¿Un mundo sin oxígeno ni vida? Pues no, casualmente no dice nada de eso, aunque es casi tan feo.
El mundo distópico en mi opinión, es aquel en el que ya no hay libros. Aquel en el que podemos ser todos iguales, consumidos por la atrapante transición de la caja boba -televisión, para los que imponen esa excusa- y sin poder tragar otra cosa que la basura que el futuro nos traerá. Ya hay muchas porquerías en la programación actual, de ahí el título "no tan distante...".
Veo ese futuro más cercano también por otra clase de razones, entre ellas la falta de originalidad. Yo mismo a veces veo cosas que me hacen decir "¡hey, yo pensé eso antes para mis libros! ¡Ahora el mundo entero creerá que soy un copión!". Pero yo a su vez admito que me inspiré en muchas otras cosas -música, programas de radio, libros, películas- que conformaron lo que actualmente estoy escribiendo. Así que...
¿Se puede ser real y eternamente original? Pues no, en eso podemos estar todos de acuerdo. ¿Pero cuánto durarán los re-makes, los covers y los samples? Da igual la cantidad de tiempo...digamos mil años más... ¿y luego?
Quizá yo esté en mi lecho de muerte cuando todo eso ocurra, y ni siquiera debería preocuparme. Ni siquiera por mis hijos y nietos, ¿quién dice que no puedo morir mañana? Dios no lo permita, claro, al menos no hasta que termine mi saga, pero siendo un escritor -más los de ciencia ficción como yo- ¿cómo debe imaginarse uno al futuro?
Un mundo en dónde los escritores ya no tienen más que escribir, y se los pone en la misma bandeja que los desempleados, es una Utopía para algunos. Allá quienes lo crean, hay que respetar a todos los bandos. No se puede ser gris y luchar para nadie, o al menos, nunca todos seremos grises. Aunque si por algún motivo el destino nos pinta de esa tonalidad, ni en el blanco ni el negro, esa sería considerada por todos, una verdadera distopía.
El mundo no debe pensar como yo, ni yo debo pensar como el mundo. Tampoco hay que ser blancos o negros, ni mucho menos grises. Tengamos el valor de ser azules, amarillos o rojos, hasta incito a que se animen a inventarse un propio color. El arcoiris es eterno, podamos o no ver los siete colores, hay infinitos más esperando a que sean tomados como propios. Anímense, antes de que todos terminen -y terminemos- luciendo exactamente igual. Después de todo...el futuro está llegando... ¿o no?”

Acto seguido de terminar la primera parte de su discurso, se le dio un aplauso más por respeto y convención que por otra cosa, y los presentadores anunciaron que el profesor continuaría su conferencia luego de unos breves minutos. Yo había ido sola, pero entre el gentío me pude hacer de tres o cuatro compinches para charlar y comentar las palabras del profesor, sin revelar nunca el vínculo que nos unía. El consenso arrojaba la hipótesis de que el pobre hombre ya estaba viejo e incapaz de armar un discurso por sí solo. La falta de coherencia, adecuación, temática definida y tesis eran los puntos más determinantes de la crítica que se hizo en la pausa previa a la segunda parte de la conferencia. Para cuando el profesor regresó al podio, lo que todos estábamos esperando era un desarrollo más concreto de su idea principal, acompañado por menos rodeos y contradicciones. Lo que él nos brindó fue algo para lo que ninguno estaba listo.

Hace poco leí para mis alumnos un par de artículos acerca del uso del celular, tanto en el ámbito escolar, como en la vida cotidiana, como para el uso de atentados terroristas. Un tema sobre el que pudimos reflexionar largo y tendido, sinceramente.
Primero hablamos sobre que la tecnología tiene sus puntos a favor y sus puntos en contra, pero llegando a la conclusión de que comprende una serie de métodos rápidos y eficaces para una variedad de propósitos indispensables en la vida de un joven adolescente; algo que nadie me lo pudo negar. Sus pros son muchos, paso a enumerar varios:
El más simple de todos, y con el que más nos sentimos identificados es la comunicación. No más cartas, no más meses de distancia, no más largas esperas. El celular, el e-mail, el Twitter, el Facebook, todo nos permite conocer información nueva de una persona de interés en un segundo. Un mensaje de texto basta para hacerle saber a tu mamá que estás vivo, y con un e-mail a tus parientes lejanos podés averiguar todo sobre ellos, y contarles todo lo que pasa aquí actualmente. Y es más, hasta con las camaritas y los micrófonos, y las propias videollamadas que se pueden hacer con los últimos celulares, tenemos contacto instantáneo con quien queramos en cualquier momento del día.
Y quién lo diría, ¿no? Hoy en día basta un tuit, o una actualización de estado para que todos tus amigos y seguidores en la red se enteren de cualquier cosa que tengas que decir. Es sorprendente. ¿Quién lo hubiera dicho? Yo no, de eso estoy seguro. Aún recuerdo mi primer celular. Todos tenían el mismo, y solo servía para escuchar tonos horribles, jugar a la vivorita, mandar mensajes y llamar. Ahora ni siquiera necesitas una computadora para ver nuevos tuits y videos, subir fotos a un álbum en Facebook, ver tus e-mails, escuchar música, jugar los mejores juegos y descargar cuantos puedas comprarte, videollamar a alguien o enviar una señal a tu auto si dejaste las llaves a dentro para abrirlo mediante una simple llamada a emergencias. Eso sí que es útil.
Las tecnologías han implementado y fomentado algo a lo que no se podía hacer llegar a los jóvenes por ningún motivo: la escritura (y aquí vamos a entrar en debate, sosténganse de sus asientos). Los mensajes (todavía, y gracias al cielo) no se pueden escribir solos, alguien tiene que apretar un botón o tocar una tecla táctil en una pantalla. Para ello, hemos implementado  funciones nuevas a nuestro sistema nervioso que nadie hubiera imaginado. ¡Si me habrán agarrado calambres en la muñeca o en el pulgar por escribir incorrectamente en la computadora!
He llegado a ver gente -basta con mirar a mis amigos más cercanos- que escriben un mensaje de texto en cuestión de segundos. Los jóvenes de ésta generación han adquirido deseos de escribir, ganas de chatear, comentar una foto, relatar una idea en un blog, ¡o hasta escribir un libro! ¿Tienen idea de lo que es eso?
Quizá fuera de lo que se limita a las tecnologías, (computadoras, celulares, tabletas, y demás) no se logre llegar tanto a la escritura, pero es ni más ni menos porque se tarda más tiempo. La juventud actual viaja a pasos enormes, ¡a velocidades increíbles! Pasa algo ahora, cualquier cosa, ¿y saben en cuanto se entera todo el mundo? En segundos, en menos de lo que tardaron en escuchar este párrafo de mí discurso, ya un mundo entero de gente se ha enterado de mil y un cosas, mientras antes los pueblos tardaban meses en conocer una noticia de al otro lado del mundo, cuando los que las traían eran los viajeros en los barcos, los pasajeros en los trenes, los campesinos a caballo. Esto también es muy trascendental.
Es verdad también que la escritura adolescente esté fallando un poco. Errores y horrores de ortografía, acortar y abreviar de palabras, no son más que simples consecuencias. No siempre todo llega como uno quiere, hay que agradecer que al menos llega, ¿o no? Quizá el tiempo acomode de nuevo este lenguaje o lo modifique y todos tengamos que escribir de cierta forma para que el corrector automático nos permita enviar un mensaje, ¿pero acaso el tiempo no ha transformado otros idiomas? ¿No se han aceptado muchas palabras como nuevas por su utilización tan masiva? ¿No hay en el inglés mil y un palabras inventadas? Es una posibilidad, quizá no todo sea tan malo como parece.
En conclusión, el uso del celular está propagado en todo el mundo. Tiene sus pros, tiene sus contras, pero al final resulta indiscutible su uso. Será desubicado que te suene el celular en el medio de una reunión, o molesto que te despierte a la madrugada uno de esos anuncios inútiles para hacerte cargar tarjeta o recibir noticias de quien sabe qué nueva figura del estrellato, pero es un aparato que no se puede sustituir.
Bueno, en realidad, seguramente, saldrá un producto mejor, más pequeño, más portátil, que no se descargue y que tenga eterno crédito para hablar eternamente, y todos lo tendrán. No se llamará celular, y permitirá hasta meterlo en una olla con sopa y decirte cuántos fideos entrarán y qué gusto tendrá. Y a la hora de llamar, podrás oír, ver, oler y tocar al otro. Será genial, será perfecto. Entonces, me recordarán, y dirán "ese hombre tenía razón", y nadie se quejará de él. Pero habrá, espero yo, alguna personita que dirá "al final, tanto que criticaban al celular, este nuevo aparato es lo mismo pero más chiquito y con más funciones" y tendrá toda la razón del mundo.”

Sin tener mucho que ver con la primera parte de su conferencia, la segunda pareció gustarle más a los críticos que tenía al lado mío. Se había desviado del tema inicial, pero había tenido un poco de más entereza su discurso. De improvisto, el profesor retomó la palabra y acalló lo aplausos para agregar algo más y concluir la conferencia:

Una semilla plantada marca el comienzo de un ciclo, uno que no parece tener fin. Hoy, comienza una etapa, ya que una semilla ha sido plantada en las mentes de todos los que están presentes en esta sala.
¿De qué es esta semilla?, se preguntarán ustedes. Pues de lo que quieran. Podrá dar comentarios, sugerencias, ensayos, producciones artísticas, noticias del mundo de hoy sobre la contaminación ambiental, los sentimientos, pensamientos, emociones, o sobre todas aquellas cosas que conforman y habitan la mente de una persona.
¿Quién ha plantado esa semilla? Pues un catedrático que aspira ser un buen profesor y que vive en un bosque entre mundos. Un bosque pacífico y silencioso, un lugar hermoso pero que no se encuentra en ningún lugar. Este bosque tiene ventanas hacia todos los mundos conocidos, pero el bosque en sí no se encuentra en ningún lugar. Fuera del universo, todo aquel que quiera está invitado a acercarse, a quedarse, o a pasar por aquí y dirigirse a otro mundo.
Hay mundos, muchas veces más enormes que cualquier otro que hayas conocido, que no se encuentran tampoco en un lugar específico, si no que residen dentro tuyo. Dentro de tu ser, se esconde un mundo repleto de posibilidades, de sueños, de recuerdos, de experiencias vividas, de personas conocidas y también por conocer, de todo aquello que te marca como un ser humano.
En éste bosque fuera de todo lugar, podrás alejarte de todo lo que conoces, y sumirte en este propio espacio, que puede no encontrarse en ningún mapa, pero que puede llegar a formar parte de ti. Así que pasa, diviértete, siéntete como quieras sentirte. Eres libre ahora de recorrer esta tierra, de adentrarte a mundos extraños, de volver, de reírte, de sentir todo lo que este nuevo lugar tiene para ofrecerte.
Exprésate, siéntete libre de hacer conocer tus ideas, de plantar tus semillas, de quedarte aquí el tiempo que quieras, de irte y volver a tu propio gusto. Sin que nadie te diga cuando, ni cómo, ni dónde. Tan solo siéntete bienvenido a éste lugar, que ha dejado de ser mío, y desde ahora será por siempre nuestro. Amplia tus conocimientos, comparte tus experiencias, ayúdame a hacer de éste pequeño bosque alejado un rincón fuera de todo lo que te hace sentir mal. Hagamos de éste, un faro entre todo aquello que te perjudica.”

La sala entera se quedó en silencio. Después supe que el profesor fue desacreditado y confinado a tareas pasivas en la biblioteca de un instituto o en la secretaría de otro; nadie pudo confirmarme tales datos. Me dio lástima enterarme de eso, porque yo lo amaba con todo mi ser. Siempre fui su alumna preferida, y la mujer que más supo hacerlo feliz, según lo que él me decía. Pero ahora que lo pienso, fue capaz de decir muchas cosas en su vida. Nadie podrá decir a ciencia cierta que algo de lo que salió de su boca fue alguna vez enteramente cierto, pero yo nunca podré olvidar aquello en lo que ambos conferimos. Esa fue la conferencia que más me gustó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario