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Una gran hazaña,
un sacrificio por el bien de los inocentes
la ejecución de un plan
que representa las cualidades de la nación.
Diminuta duración,
sentimientos eternos.
Es el Pequeño Himno.
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DÍA 8
LA MÁQUINA M
METRÓPOLIS (PARTE 2)
CAPÍTULO 3
PEQUEÑO HIMNO
Ese
último sueño... ese último sueño había sido extraño.
Ok,
todos son extraños, ¿qué clase de involuntaria conversación con una entidad masiva
en forma de M no sería rara? Pero esta última vez, Luma podría decir con
convicción, después de regresar de golpe a la húmeda realidad desde ese otro
desmoronamiento al callejón sin salida, que fue la más extraña. Porque casi
había tenido sentido.
Los
últimos momentos del sueño seguían lamiendo alrededor de los bordes de su
mente, un recuerdo como de una vieja historia conocida, amada en la infancia.
Lenguaje sencillo, lecciones fáciles. Había una vez una pequeña niña llamada
Luma que podía flotar hasta el espacio por el poder de su hermoso cabello. Cada
tercer jueves ella tenía una fiesta de té con la magnífica y brillante criatura
similar a una calavera, que la cegaba con ciencia y hablaba tonterías sobre
ratoneras y lo que fuera que él podría haberle estado poniendo a ese té...
Había
tenido sentido esa visión, y en el espacio del sueño su propósito había estado
claro. Pero ahora las cosas no tenían sentido, y no estaban claras, y era tan
frustrante que quería ella perforar agujeros en la calle. Durante diez
segundos, ella supo exactamente qué hacer, cómo solucionar esto, cómo... ¿cómo
qué? Desciende, chica, desciende. No hay otro lugar para ir desde aquí, que hacia
abajo.
Hace
casi un mes desde aquel día en la fábrica. Viviendo la existencia de una rata,
a escondidas aquí, excavando allá. Tuvo la cabeza en la Zona durante la mayor
parte del tiempo, pero ella oyó cosas. Susurros de ejecuciones a través de los
callejones sin salida en la Línea. Rumores de una chica guerrera enfrentándose
al hombre. Mientras Luma corría en círculos, tratando de conseguir que la
brújula mística dentro de ella (si es que existía, si es que no era sólo una locura)
se alineara y tirara de ella hacia la Gran Luz Blanca; la ciudad se estaba
contando a sí misma una historia. Y como cualquier buena historia, no eras el
mismo después de escucharla. Los trabajadores fueron despertando, el patrón se
fue rompiendo. ¿La producción no va tan bien? ¿Los Guardias de la Ciudad están
de brazos cruzados? Las Máscaras Negras se movilizarán para "controlar el
disturbio," o "restaurar el orden correcto", o "apaciguar
el nerviosismo". ¿Es una batalla si no lo llaman una batalla? ¿A quién le
toca decidir cuándo es una guerra? En estos tiempos oscuros, tal vez sea mejor
no ser demasiado descuidado con tus bombillas. Oh bonita ciudad, ¿qué vas a
hacer cuando tus luces se apaguen?
La
risa burbujeó en su mente una vez más: la enferma y burlona voz del rey. Qué
lindo debe ser tener una comunicación directa con tu peor enemigo. Estirarte y
tocar la pura, orgullosa maldad.
“Eres
patética”, jadeó su voz. “Estás gastando energía sin razón. Enchúfate de nuevo
de una buena vez”.
Luma
ardió. La blancura iracunda en su cerebro zumbaba como las abejas y la cegó.
"Yo no tengo que escucharlo," gruñó ella, mientras su cuerpo quería
plegarse sobre sí mismo, y sus rodillas le dolían al golpearse contra el pavimento.
"Tengo que encontrarte". La luz se estaba reuniendo. "Tengo que
encontrarte y --". El calor crecía fuera de su piel, pelándola viva,
demasiado caliente y demasiado brillante. Ella supo qué hacer, qué era eso,
que-- "TENGO QUE ENCONTRARTE Y--". Ella dio un puñetazo contra la
tierra, el poder explotando hacia afuera en una grieta y la rabia disipándose
como el humo. Luma se echó hacia atrás, parpadeando ante el cráter que la
rodeaba. Había abierto un agujero en la calle.
"Ok...espera--"
Un estruendo triturador, como si el suelo se estuviera aclarando su garganta,
se abrió paso debajo de ella, hundiéndola en un desnivel de arena y oscuridad.
ABAJO,
ABAJO, ABAJO, SIGUE HACIA ABAJO.
Luma
se deslizó a través de la oscuridad, arañando a la nada; en su desplazamiento siendo
masticada por dientes de guijarros. Ella pateó fuerte, sintió una caída
repugnante, y fue escupida bruscamente sobre un piso frío. El polvo y la grava
corrían por detrás de ella, sonando como la lluvia, diciéndole shhhhhh. Estaba
completamente oscuro. Se concentró en la luz en su cabeza, la llevó detrás de
sus ojos para poder ver, y luego se dio la vuelta para mirar directamente a la
cara de la brillante criatura calavérica.
Luma
dejó escapar un sollozo de sorpresa y se tambaleó hacia atrás. Cuando su
corazón comenzó de nuevo a latir se dio cuenta de que no era, de hecho, la
manifestación cósmica de sus sueños, sino el rostro pálido e inerte de un
anciano, ampliado y distorsionado por el cristal curvado. Un cuerpo en un tubo,
enredado de cables, inmóvil pero de alguna manera...presente.
Dio
un paso atrás y se adentró en la sala cavernosa. Tubos, desde el piso hasta el
techo, se extendían hacia la oscuridad. Cientos de ellos, agrupados juntos como
tallos de una flor de cristal, cada uno conteniendo una forma congelada.
Madres, padres, abuelos. Baterías.
Fue
el sonido más pequeño de todos, pero Luma lo escuchó. Una suave ola en una
playa lejana, una gran cantidad de ancianos detenidos para respirar en
concierto. Luma se trasladó al tubo frente a ella y apoyó la frente contra el
cristal. Ella captó su ritmo y respiró con ellos en la oscuridad, una luz suave
ascendiendo y descendiendo en el tiempo. Era tan silencioso y calmo que se
sintió tentada a deslizarse hasta el suelo. Quería rendirse y dormir,
desaparecer en la oscuridad por el resto de sus días, recordada por nadie por
hacer nada. Pero algo moviéndose --un reflejo oscuro en el cristal-- le llamó
la atención y ella se apartó de repente, dando vueltas alrededor.
Nada.
Sólo negrura vacía y el suelo esparcido de grava. Ella se enfrentó a los tubos
de nuevo, con su propio reflejo frunciéndole el ceño hacia ella, y luego se
congeló.
Una
fila de atrás, en las superficies convexas de sus tres tubos, eran los reflejos
vacilantes de otras personas.
Otros
tres, aunque casi idénticos, tenían sus cabezas y cuerpos completamente
cubiertos, como los buzos de aguas profundas o exploradores del espacio de
algún viejo canal de video. Cada uno sostenía un cristal, denso con su propia
luz. Sus imágenes parpadearon, granulándose y despejándose, y retazos de
recuerdos se agitaron en torno a la mente de Luma como murciélagos: arrastrarse
por la oscuridad para tomar un monstruo por las garras, un conflicto sangriento
en una caverna. Un rumor comenzó en la base de su cráneo.
LUMA
Luma
ahogó un grito y apretó las palmas de sus manos con fuerza contra sus párpados.
Allí estaba, después de tanto tiempo. La voz de la Máquina. Su cabeza se sentía
demasiado llena. “Te encontré, te encontré—“.
LUMA,
ESCUCHA
Abrió
los ojos y los Hermanos se movieron como uno, apuntando con sus cristales hacia
el viejo hombre delante de ella. El suave resplandor que él había estado
emanando se afiló y se intensificó, un sol naciendo dentro de él hasta que
estuvo luminiscente y el interior del tubo crepitaba por el poder. Sus ojos se
abrieron. Luma contuvo la respiración mientras el anciano tosió una vez, se
torció su nariz prominente, y se aclaró la garganta.
"Bueno",
dijo él, parpadeando ante Luma con una expresión irónica. "Esto es lo que
necesitas saber sobre el Rey."
...historia,
poder, ciclos, destrucción. Mientras el anciano habló con una voz medida, la historia
que contó floreció vívida en la pantalla de la mente de Luma. La M y el Rey, un
espíritu corrupto en posesión de un poder indecible. Otros mundos, como el suyo
pero diferentes; otras personas atraídas por el poder, y haber prometido abordar
un barco que los llevó a todos a su perdición. Utilizaron sus fuerzas para
construir la ciudad, y luego los conectaron a todos para encenderla. Los usaron
e hicieron espacio para el próximo bote lleno de almas esperanzadas. Una
fórmula sencilla para la majestad absoluta: usar el poder de la M para aumentar
el poder de la M. Préstame tu voz, Máquina. Ayúdame a usar tu luz para
mantenerlos como mis esclavos, y yo los drenaré para ti; haré que funcionen,
que alimenten tu vida para que crezcas cada vez más brillante. Pero la energía
producida por seres en pena es corrosiva. Mientras el Rey alimentaba la M con miedo
y desesperación, plantó en ella la semilla de la decadencia. Ahora se tambalea,
¿lo puedes sentir? El poder del Rey en la ciudad se está debilitando, y él también
comienza a pudrirse y morir...
"Eso
es bueno, entonces, ¿verdad?" Luma interrumpió. "¿No queremos eso?
Mientras que él esté débil, podemos recuperar la ciudad --liberar a los prisioneros--"
"Qué
miope", dijo el anciano. "¿Quién sabe cuánto poder tiene de reserva? Él
podría estar inactivo durante cien años, guardarlo y blam! Si queremos hacer
esto bien, tienes que reparar la M."
"¿Qué?"
Dijo Luma. "Eso no tiene sentido. Usted dijo que la M es lo que le da el
poder al Rey."
"Sí",
dijo el anciano.
"Y
arreglarla la haría más poderosa--"
"Sí",
dijo el anciano, y las visiones de los Hermanos brillaron más intensamente.
"--lo
que significaría que el Rey tendría más poder también."
"Sí,"
la luz se encendió dentro de todos los tubos, cada rostro marchito fue de repente
radiante, y sus voces sonaron en coro. "NO HAY VIDA SIN PODER, NO HAY
PODER SIN UNA FUENTE. EL REY NO ES LA ÚNICA VIDA CONECTADA A LA M. LIBERA LA
CIUDAD, REPARA LA M. ENFRENTA AL REY CUANDO ESTÉ MÁS FUERTE. CUANDO LA M ESTÉ
FUERTE, EL REY ESTARÁ FUERTE, PERO CUANDO LA M ESTÉ DÉBIL, LUMA, TU TAMBIÉN LO
ESTARÁS. REPARA LA M."
La
luz brilló y se calmó de nuevo, dejando la habitación envuelta una vez más en
oscuridad. Los Hermanos todavía parpadeaban delante de ella, sus brillantes
cristales emitiendo justo la luz suficiente para ver el rostro del anciano.
"Yo
no...todavía no creo que entienda," llamó el aliento de Luma mientras ella
temblaba, más asustada de lo que había estado desde que había bajado de la
nave, hacía meses. "¿Cómo puedo reparar la M? ¿Qué necesita?"
El
rostro del anciano se veía afligido y amable. Él le brindó una especie de
sonrisa, encogiéndose de hombros. "Necesita vida."
"¿La
mía?"
"No
estás sola en esto. Tienes aliados, ¿los puedes sentir?" Un empujoncito
con su mente y Luma los rastreó, como arrastrando una mano a través del agua.
Los prisioneros, dormidos y esperando. Enojados trabajadores presionando en contra
de las cosas que ellos temían. Un ejército olvidado y un arma con profundidades
ocultas. Elementos de caos que ella podía tejer juntos...Máquina dame fuerzas...
"Pon
la Máquina en movimiento, Luma. Libera la ciudad, esparce la trampa."
"Tengo
que hacer el sacrificio", dijo ella, y se tragó su miedo. "Estoy lista.
Llévame hacia la Máquina."
Los
hermanos levantaron sus cristales y los volvieron hacia ella, la crepitante
energía haciendo un aura a su alrededor. Mientras La tierra comenzó a temblar y
su visión se desvanecía, oyó la voz del anciano de nuevo.
"Sé
valiente, Luma, y recuerda esto:
"TÚ
NO ERES EL RATÓN. TÚ ERES LA TRAMPA."
---
Escrito por Andy Coenen, Ben
Swardlick y Eric Luttrell
Adaptaciones escritas: Betsey Swardlick &
Owen Curtsinger
Ilustraciones:
Chris Blackstock
Traducido por Joel Cavaleri
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